Aunque la energía de la biomasa
ha sido aprovechada desde que el hombre descubrió el fuego, la consideración
actual de la biomasa como una fuente de energía limpia se hace bajo
nuevos criterios y enfoques.
- El balance de CO2 emitido
es neutro. La combustión de biomasa, si se realiza en condiciones
adecuadas, produce agua y CO2, pero la cantidad emitida de este
último gas, principal responsable del efecto invernadero, fue
captada por las plantas durante su crecimiento. Es decir, el CO2
de la biomasa viva forma parte de un flujo de circulación continuo
entre la atmósfera y la vegetación, sin que suponga incremento
de ese gas en la atmósfera con tal que la vegetación se renueve
a la misma velocidad que se degrada.
- No emite contaminantes
sulforados o nitrogenados, ni apenas partículas sólidas.
- Una parte de la biomasa
para fines energéticos procede de materiales residuales
que es necesario eliminar. El aprovechamiento energético supone
convertir un residuo en un recurso.
- Los cultivos energéticos
sustituirán a cultivos excedentarios en el mercado de alimentos.
Eso puede ofrecer una nueva oportunidad al sector agrícola.
- La producción de biomasa
es totalmente descentralizada, basada en un recurso disperso
en el territorio, que puede tener gran incidencia social y económica
en el mundo rural.
- Disminuye la dependencia
externa del abastecimiento de combustibles.
- La tecnología para su
aprovechamiento cuenta con un buen grado de desarrollo tecnológico
para muchas aplicaciones.
- Es un importante campo
de innovación tecnológica. Las respuestas tecnológicas en
curso están dirigidas a optimizar el rendimiento energético del
recurso, minimizar los efectos ambientales de los residuos aprovechados
y de las propias aplicaciones, incrementar la competitividad comercial
de los productos y posibilitar nuevas aplicaciones de gran interés
como los biocombustibles, entre otros.
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