Entramos pues en el momento culminante del choque entre la vieja y la nueva cultura del agua, una crisis generada más por el déficit democrático en la gestión del agua que por la falta de soluciones técnicas adecuadas. La superación de esta crisis y la materialización de la nueva cultura del agua demanda una gestión sostenible y participativa, con un mayor protagonismo de los expertos, los usuarios y los ciudadanos en general. Pero esto también implica una mayor apertura y transparencia de los poderes políticos y económicos que actualmente toman las decisiones sobre la gestión del agua.

El IV Congreso Ibérico tiene pues un doble reto, siempre en clave de futuro: analizar y proponer modelos participativos y sistemas técnicamente sostenibles para la gestión del agua, con la perspectiva multidisciplinar que lo caracteriza. Pero sobretodo quiere ser un espacio de reflexión y diálogo entre la ciencia, la técnica y los ciudadanos.