La de Andorra tiene una capacidad para 15.190 habitantes, y ha supuesto una inversión de 1,9 millones de euros. La instalación tiene un caudal de 4.200 metros cúbicos y el tipo de tratamiento es el denominado secundario, con dos líneas de agua y de fangos.

La línea de agua consta de un bombeo del agua bruta, un pretratamiento, un tratamiento biológico por fangos activos y decantación secundaria antes de ser devuelto al cauce. La línea de fangos desarrolla un espesamiento por gravedad, acondicionamiento con polielectrolito, deshidratación en centrífuga y almacenamiento en tolva.

En cuanto a Albalate, es una depuradora más pequeña, con una capacidad para 7.500 habitantes, y ha supuesto una inversión de 1,6 millones de euros. Las instalaciones también tienen un sistema de depuración secundaria, con dos líneas de agua y fangos.

La línea de agua tiene una instalación de bombeo, un pretratamiento, tratamiento biológico por fangos activados y una decantación secundaria. Los fangos cuentan con un espesamiento por gravedad, acondicionamiento con polielectrolito, deshidratación en centrífuga y almacenamiento en contenedor.

Estas nuevas instalaciones forman parte de las inversiones del Plan aragonés de depuración de aguas residuales urbanas, cuyo ritmo de desarrollo sigue las pautas marcadas por la Unión Europea.