La campaña, de ámbito nacional y con un presupuesto de 11.900.000 euros tiene como objetivos concienciar a los ciudadanos de los impactos ambientales que producen nuestros hábitos cotidianos e implicarlos para que cambien esas pautas.

Todo ello dirigido a fomentar una cultura social favorable a un modelo de desarrollo sostenible, es decir, a un modelo socioeconómico respetuoso con el medio ambiente.

Para conseguirlo, los mensajes debe estar asociados con las siguientes áreas: el uso racional del agua, la reducción de residuos y la optimización de su gestión, el ahorro y la eficiencia energética, fomento de las energías renovables, la conservación de los suelos, del paisaje y de la biodiversidad.