Fuente: Madrid/Geoscopio.
El sol será la fuente de energía para 1.000 millones de personas, si los gobiernos se comprometen a crear los mercados fotovoltaicos, según el informe "Generación solar”.
La energía solar podría proporcionar electricidad a más de 1.000 millones de personas, creando unos 2 millones de empleos para 2020, y alcanzar el 26% de las necesidades energéticas mundiales para 2040, según un informe publicado en Berlín por Greenpeace y la Asociación Europea de la Industria Fotovoltaica (EPIA).
El informe "Generación Solar" muestra que la solar fotovoltaica tiene el potencial de hacer una gran contribución, tanto al futuro de la seguridad del suministro energético mundial como para ayudar a evitar el peligro del cambio climático.
"Es una meta realista y factible, basada en el estado de la industria y de las oportunidades de mercado que existen en la actualidad, pero requiere un claro apoyo político de los gobiernos en todo el mundo", ha declarado
Sven Teske, experto energético de Greenpeace. "Necesitamos un impulso masivo a las fuentes de energía renovables si hemos de eliminar los combustibles fósiles que amenazan nuestro clima".
El informe muestra que para 2020 la producción solar mundial podría ser de 276 teravatios-hora, lo que podría igualar el 30% de las necesidades de energía de África, o el 10% de la demanda de los países europeos de la OCDE, o el 1% de la demanda mundial. Esta energía reemplazaría a la producida por 75 nuevas centrales térmicas de carbón y evitaría la emisión de 664 millones de toneladas de dióxido de carbono.
La infraestructura solar tendría un valor de inversión de 75 millardos de dólares al año, y bajaría el coste de
los módulos solares a 1 dólar por vatio-pico. Para 2040, la producción solar mundial podría ser superior a 9.000
teravatios-hora, o el 26% de la demanda mundial esperada, que habría aumentado de 27.000 a 35.000 teravatios-hora. Esa producción supera la demanda combinada de los países europeos de la OCDE y de Norteamérica en
1998.
La conversión a las renovables significaría que los países son capaces de generar sus propios suministros
energéticos autóctonos, que serían fiables, dondequiera que se generasen.
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