"Tenemos un cierto número de preocupaciones sobre el impacto medioambiental del plan y es importante que éste sea completamente compatible con la legislación europea. Deseamos tener una respuesta del Gobierno español lo antes posible", dijo hoy Pia Ahrenkilde, portavoz de la comisaria de Medioambiente, Margot Wallstroem.

El pasado 3 de julio el director general de Medio Ambiente de la Comisión Europea, James Currie, envió una carta al director general de Obras Hidráulicas y Calidad de las Aguas del Ministerio de Medio Ambiente español, José María Piñero Campos, en la que se llama la atención a España sobre el impacto del PHN.

En ese escrito, cuyo contenido ha sido divulgado la Comisión sugiere a las autoridades españolas el llevar a cabo lo más pronto posible la evaluación" de las repercusiones del plan en su conjunto, así como una evaluación ambiental de las incidencias de cada uno de los proyectos individuales necesarios para su ejecución.

La portavoz de Walstrom indicó que la Comisión ha recibido dos quejas por parte de miembros de la "Marcha Azul a Bruselas", una de ellas general sobre el PHN y otra específica sobre el trasvase de agua del Delta del Ebro al sur de España. Por otro lado, la portavoz precisó que el Gobierno español "no está obligado" a presentar al Ejecutivo comunitario esa evaluación global sobre el impacto medioambiental del PHN ya que se trata de una iniciativa nacional, "pero ello iría en beneficio de todos".

"La Comisión ya ha señalado a las autoridades españolas -se recuerda en la carta- la necesidad de respetar la legislación europea pertinente relativa a la protección de aves y hábitats". La Comisión afirma que "la problemática de la protección de hábitats está relacionada con el trasvase propuesto de agua de la cuenta del río Ebro". Agrega que "dado el valor faunístico único del delta del Ebro, es esencial que se proporcione a esta zona la máxima protección".

La Comisión pide en ese escrito al Gobierno español que tenga en cuenta aspectos importantes de la Directiva Marco del Agua a la hora de poner en práctica el PHN, como la necesidad de proteger la adecuada calidad de las aguas tanto superficiales como subterráneas, aguas de transición y costeras.