Dicho fuerte está compuesto por una serie de construcciones defensivas que datan de finales del siglo XIX y principios del XX que fueron utilizadas como prisión -en sus mazmorras estuvo el líder independentista rifeño Abdelkrim- y que después fueron abandonadas hasta quedar en ruinas.

En 1996, el Gobierno melillense propuso su recuperación y transformación en complejo de ocio y deporte, para lo que obtuvo 350 millones de pesetas de fondos Feder que la Dirección General de Política Regional de la UE considera bien empleados, según la documentación remitida a Efe por el Pacto Territorial por el Empleo.

El proyecto se incluyó en un plan de revalorización de la oferta turística urbana y, además del edificio, se rehabilitó el entorno natural, un pinar de cuatro hectáreas situado en la única zona verde de Melilla.

Entre baluartes y mazmorras con muros de hasta tres metros de espesor se puede acceder a un restaurante con capacidad para unos 60 comensales, un albergue de invierno con comedor -destinado a estudiantes-, una zona de acampada de 58 plazas con caravanas, otra con 96 cabañas fijas para 400 personas, aparcamientos, piscinas, barbacoas y un complejo polideportivo con cuatro pistas.

La Unión Europea también ha destaco el diseño "profundamente ecologista" del proyecto, ya que se han recuperado más de 3.000 pinos y se repobló el entorno con otras especies vegetales.