El programa, que aún está en estudio, consiste en reducir en 1.800 toneladas la descarga anual de contaminantes en el área, de 2.000 kilómetros cuadrados, con el fin de evitar una catástrofe ecológica en la zona, en la que viven unos 20 millones de personas.

Unos 600 millones de dólares serán utilizados para el proyecto, cuya aprobación se espera para finales de año, según la prensa de Hong Kong.

Si este plan no se lleva a cabo, tanto el área marina como los terrenos adyacentes podrían convertirse en un basurero yermo a corto plazo, afirmó Liang Song, uno de los asesores sobre medio ambiente del gobierno de la provincia sureña de Guangdong.

En la actualidad, las capturas de pescado y productos marinos en la zona son apenas un diez por ciento de las registradas en 1990, después de la práctica destrucción de las antes abundantes zonas de desove y la continua polución con aguas de desecho y otros vertidos.

Esta situación también ha puesto en peligro a la población de las dos regiones más ricas de China, las ex colonias de Hong Kong y Macao, situadas en la boca del estuario.