Fuente: Madrid/Geoscopio.
El aumento del caudal del río Nilo ha obligado a las autoridades egipcias a adoptar medidas preventivas para evitar la amenaza de inundación del conocido templo faraónico de Abu Simbel, situado a unos 1.250 kilómetros al sur de El Cairo, cerca de la frontera con Sudán, informó la prensa local.
El aumento del flujo de agua que llega al artificial lago Naser, a cuyas orillas se encuentra el templo, ha incrementado el peligro de inundación de las edificaciones de la ribera, muchas de la cuales han tenido que ser evacuadas y reforzadas, explicó el diario local "Al Wafd".
Además, se ha puesto en marcha un plan extraordinario para abrir de forma progresiva las compuertas de la presa de Asuán para que el agua fluya de forma controlada hacia los canales y el curso principal del río, que desemboca en el mar Mediterráneo.
El templo de Abu Simbel, una de las joyas del Imperio Nuevo egipcio (1539-1075 antes de Cristo), fue salvado antes de quedar sepultado bajo las aguas en una magna operación arquitectónica realizada por la ONU.
El templo fue desprendido del entorno natural de piedra en el que se encontraba y trasladado a una nueva ubicación en un territorio más alto, donde se recreó, de forma artificial, el mismo espacio en el que se encontraba.
Las lluvias torrenciales que han caído en las regiones centroafricanas en las que nace el Nilo han ocasionado que este año la superficie del lago Naser, el mayor embalse de agua artificial del mundo, se incrementara ayer en doce centímetros.
El incremento ha situado la capacidad del lago en 132.460 millones de metros cúbicos, según indicaron fuentes oficiales.La magnitud de la crecida ha puesto en estado de alerta también a la autoridades de Sudán, por cuya capital, Jartum, también discurre el Nilo.
El nivel del agua ha crecido de forma peligrosa a su paso por la capital sudanesa, donde el Nilo Blanco y el Nilo Azul se juntan en una sola corriente.
La crecida de estos dos ríos, así como del afluente Atbara, ha causado inundaciones en los alrededores de la capital sudanesa y la provincia meridional de Yezira, donde las tierras han quedado anegadas y se han contabilizado miles de desplazados.
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