Fuente: Madrid/Geoscopio.
Un año después del vertido de miles de litros de fuel-oil al río Tajo, por la central térmica de Aceca en Villaseca de la Sagra (Toledo), continúan manifestándose graves efectos ambientales por la contaminación y todavía no se han aclarado todas las circunstancias relacionadas con el vertido que contaminó más de 13 km. de riberas, ni sancionado a los culpables.
En los últimos doce meses la zona ha atravesado por la peor de las situaciones ambientales, dada la gran cantidad de vegetación de ribera que hubo de destruirse para retirar el fuel-oil que la impregnaba y la cantidad de animales, aves y peces principalmente, que murieron o se vieron afectados en el vertido.
Por estas causas la temporada de cría del 2001 ha sido la peor para las aves acuáticas de la zona ya que escasearon los individuos reproductores y, además, una buena parte de los refugios para nidificación fueron destruidos durante las labores de limpieza. Algunas de las principales especies protegidas afectadas han sido la garza imperial, el avetorillo, el martinete y el somormujo lavanco.
Con todo, lo más grave desde el punto de vista ambiental no es el efecto sobre la vegetación y las especies silvestres, que se podrán recuperar con el transcurso de los años, sino la persistencia de la contaminación.
En efecto, todavía a día de hoy parte del fuel-oil vertido está en el río, impregnando orillas y cubierto por lodos y limos. Este fuel-oil, que no se recogió en el transcurso de las labores de limpieza, estaría produciendo una contaminación no por menos visible menos grave, que afecta a la calidad de las aguas y a los organismos que las habitan o las usan, incluido el hombre.
Esta situación, que ya fue denunciada por Ecologistas en Acción en su día, se ve agravada por las altas temperaturas del verano que facilitan la descomposición del fuel-oil, llevando a las sustancias más peligrosas, aditivos y metales pesados, a ponerse en contacto con el agua y, a través de ella, con el resto de elementos del ecosistema, flora y fauna. Las sustancia liberadas tienen efectos por acumulación y pueden causar serias alteraciones en los sistemas reproductor, excretor e inmunológico de los organismos, llegando a producir graves dolencias como infertilidad, alergias y cánceres.
Desgraciadamente, no se tiene noticias de que ninguno de los organismos públicos competentes hayan realizado un control específico del río desde el vertido. En primer lugar, la Confederación Hidrográfica del Tajo (CHT) dependiente del MIMAM, en segundo, las Consejerías de Medio Ambiente y Sanidad de las Comunidades de Madrid y Castilla-La Mancha.
Más bien al contrario, sobre todo la CHT parece más preocupada de dar una imagen del Tajo como río limpio y mejorado "gracias al vertido" que nada tiene que ver con la lamentable realidad de un río situado entre los más contaminados de Europa como reconoce el Plan Hidrológico Nacional.
A día de hoy, según Ecologistas en Acción, se desconoce cuándo ni cómo se sancionará a los culpables del vertido. Tampoco el volumen real de fuel-oil arrojado al río, que puede variar según la versiones entre 25.000 y 250.000 litros, ni cuánto tiempo durarán los efectos del vertido sobre el medio ambiente de la zona.
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