Fuente: Madrid/Geoscopio.
Japón se opondrá en la asamblea anual de la Comisión Ballenera Internacional (CBI) que ha comenzado en Londres a la propuesta brasileña de crear un santuario para ballenas en el Atlántico Sur porque es contraria al compromiso de utilizar los recursos marinos de modo sostenible
Fuentes de la Agencia de Pesca dijeron que este año se propondrá "impedir definitivamente" iniciativas como la que presentará Brasil en la LIII Asamblea Anual porque no hay base científica que respalde la conveniencia de los santuarios.
En la reunión anual está previsto también que Australia y Nueva Zelanda vuelvan a proponer a la CBI que autorice el establecimiento de un santuario ballenero en aguas del Pacífico Sur, un plan que fue rechazado en la reunión del año pasado por varios países con Japón a la cabeza.
Tokio planea pedir este año que se dé luz verde al Esquema de Gestión Revisado (RMS, por sus siglas en inglés), un sistema de explotación controlada de la caza de ballenas que fue sometido a estudio el pasado febrero sin avances significativos.
Según Seiji Oshsumi, director del semi-gubernamental Instituto para la Investigación de los Cetáceos de Japón (IIC), "las ballenas ya no están en peligro de extinción" y han proliferado gracias a la moratoria impuesta en 1986, que prohíbe las capturas con fines comerciales.
Para el representante japonés, en estos momentos "las capturas comerciales de algunas especies son posibles", e incluso necesarias,"para mantener el equilibrio de recursos en el mar" En las negociaciones que mantendrá la CBI el Gobierno japonés aboga por basarse en evidencias científicas y evitar la politización y los argumentos excesivamente emotivos.
Japón cuenta con un permiso de la CBI para capturar cada año unas cuatrocientas ballenas "minke" ("Acutorostrata de Balaenoptera") como parte de su programa de investigación. Sin embargo, el pasado año el Gobierno de Tokio expandió unilateralmente sus capturas al noroeste del Océano Pacífico a otras dos especies, los cachalotes ("Macrocephalus Physetter") y las ballenas de Bryde o tropicales ("Edeni Baslaenoptera").
La carne de las ballenas capturadas es vendida una vez se completan los estudios, como autoriza el artículo VIII de la Convención Ballenera Internacional de 1946, y los ingresos que se obtienen se vuelven a invertir en investigación.
Al término de la Segunda Guerra Mundial, la carne de ballena se convirtió en uno de los recursos marinos usados por los japoneses para compensar la carestía de alimentos que sufrió el país, derrotado por Estados Unidos y sus aliados en 1945.
Sin embargo, algunos grupos ecologistas locales como la Red Nacional para la Protección de los Delfines y las Ballenas consideran que el Gobierno está tratando de legitimar una "tradición" en defensa de los intereses balleneros sin promover en Japón un debate sobre el respaldo que existe en este país a las capturas de cetáceos.
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