Fuente: EFE.
La fase ministerial de la cumbre del clima de Bonn ha comenzado con la llegada de los titulares de medio ambiente de todo el mundo, que se enfrentan a tres días de trabajo muy duro si no quieren "fallar de nuevo", como advirtió Jan Pronk, el presidente de la conferencia.
En la sesión plenaria que marcó el comienzo del "periodo caliente" de la cumbre, Pronk pidió a las delegaciones que no repitan los errores del pasado, atiendan los intereses de los demás y mantengan la fe en la convención sobre el cambio climático.
Tras el fracaso de la cumbre celebrada en La Haya el pasado mes de noviembre, los ministros "decidimos darnos otra oportunidad", al convocar una segunda parte de la conferencia, con lo que "aumentamos las expectativas" de que se llegue a un acuerdo, indicó Pronk.
Pronk recordó que "tenemos todos los ingredientes" para llegar a un acuerdo y que, tras cuatro años de trabajo desde la redacción del Protocolo de Kioto, "tenemos todos los documentos sobre la mesa".
A juzgar por el ritmo de las negociaciones entre expertos de los tres primeros días de la cumbre, las mesas de los ministros estarán ahora llenas de papeles: las propuestas y contrapropuestas se suceden y resulta difícil retener los números y porcentajes que barajan los diferentes grupos de interés.
Pronk reconoció que el Protocolo de Kioto es difícil, pero también "flexible, creíble, justo...lo mejor que tenemos". Este protocolo contempla la reducción de un 5,2 por ciento de los gases que provocan el efecto invernadero en el periodo de 2008 a 2012, tomando como base los niveles de emisión de 1990.
La entrada en vigor de este tratado, prevista para 2002, está pendiente de un hilo, habida cuenta de que EEUU, el principal productor de emisiones, se niega a ratificarlo y depende de un país indeciso, Japón, que se consiga el número de firmas necesarias.
Muchos negociadores descartan que de esta cumbre salga un acuerdo completo que permita la ratificación y las palabras de todos los representantes parecen estar preparando el terreno para el caso de que los ministros no puedan irse a casa con un compromiso global. El ambiente constructivo con el que todos coinciden en definir los primeros días de trabajo, podría derivar en acuerdos parciales en algunos los cuatro principales aspectos de la negociación.
El secretario ejecutivo de la Convención Marco de las ONU sobre el cambio climático, Michael Zammit Cutajar, aludió a los buenos resultados obtenidos hasta ahora en los capítulos de financiación y transferencia de tecnología limpia a países en desarrollo.
En la cuestión de la financiación, el papel de EEUU es importante ya que una parte del dinero que los países industrializados transferirán a los menos desarrollados corresponde a la convención marco, que este país continúa respetando, y otra parte al Protocolo, en el que se niega a participar.
Ahora mismo se estudia qué partes de la cantidad barajada -mil millones de dólares anuales- entra dentro de cada criterio. La definición es fundamental pues EEUU debería asumir un 40 por ciento de las contribuciones, de acuerdo con sus emisiones.
La delegación de EEUU indicó en una reunión con periodistas estadounidenses que uno de los motivos por los que ha acudido a Bonn es asegurarse de que no se registre como obligaciones de la Convención nada que tenga que ver con el Protocolo. En dicha reunión la delegación criticó el que las promesas de ayudas financieras a los países en desarrollo estén siendo utilizadas para incitar a esos países a sumarse al Protocolo.
La delegación iraní, que representa actualmente a los países en desarrollo (G77-China) reiteró, en cambio, la voluntad de este grupo de participar con flexibilidad y seriedad en las negociaciones. El ministro español de Medioambiente, Jaume Matas, informó también de que la Unión Europea (UE) desea que se vincule más a los países en desarrollo a las negociaciones pues en la anterior conferencia de La Haya su participación no fue suficiente.
En una rueda de prensa Pronk indicó que los progresos en las distintas negociaciones son desiguales. Los capítulos más problemáticos son el de los sumideros -los ecosistemas capaces de absorber gases contaminantes de la atmósfera-, y el del control del cumplimiento."No estamos haciendo muchos progresos" en el tema del cumplimiento, señaló un experto europeo, que insistió en la necesidad de leyes vinculantes.
En la cuestión de los sumideros, la que más tensiones está despertando, los intereses se dividen entre el grupo paraguas (Australia, Japón, Canadá y Rusia) -partidarios de que cada país decida que porcentaje de su reducción de emisiones se cubre con la presencia de bosques- y los europeos, que quieren poner límites.
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