Fuente: Madrid/Geoscopio.
La primera ministra neozelandesa, Helen Clark, criticó la admisión por parte de Japón de haber comprado a países en desarrollo para conseguir el levantamiento de la moratoria internacional contra el comercio de carne de ballena.
Según informa el periódico "The New Zealand Herald", Clark explicó que Nueva Zelanda sospechaba desde hace tiempo la existencia de sobornos por parte de Japón para conseguir el apoyo de los países más pobres en favor de la caza de ballenas en la reunión de la Comisión Ballenera Internacional, que se celebrará este mes en Londres.
El director de la Agencia de Pesca de Japón, Maseyuku Komatsu, declaró a la emisora de radio australiana ABC que Japón tiene pocas armas con las que influir en otros países en este asunto, por lo que "no considero que haya nada malo en utilizar la influencia de la ayuda al desarrollo; es simplemente una comunicación diplomática".
Para Clark, "la admisión de Komatsu subraya la corrupción existente en la postura de Japón respecto de la caza de ballenas".
Komatsu añadió que la ballena "minke", un cetáceo enano de cabeza puntiaguda cuya caza es común entre los balleneros japoneses y está permitida únicamente con objetivos científicos, "es como una cucaracha en los océanos, hay demasiadas".
La ministra neozelandesa de Conservación, Sandra Lee, partió ayer de Nueva Zelanda con destino a Londres, donde representará a su país en la reunión de la Comisión Ballenera Internacional. En un comunicado de prensa emitido por su Departamento, Lee manifiesta su esperanza de que los países miembros apoyen la segunda propuesta conjunta de Nueva Zelanda y Australia para la creación de un santuario ballenero para el Pacífico Sur.
La propuesta de creación del santuario fracasó en la última reunión de la Comisión Ballenera Internacional, celebrada en Australia en julio del pasado año, a causa del voto contrario de seis países caribeños y las abstenciones de Corea del Sur, Irlanda, Omán y Rusia.
El ministro de Medio Ambiente de Dominica, uno de esos seis países del Caribe, Atherton Martin, dimitió de su cargo el año pasado tras presentar el voto contrario de su país a pesar de que su Gobierno había decidido votar a favor, algo que ya entonces se atribuyó a la influencia japonesa.
El proyecto de santuario de ballenas en el Pacífico Sur abarcaría un área de unos doce millones de kilómetros cuadrados en la que habitan seis especies de cetáceos. Según un informe del Fondo Mundial de la Naturaleza, difundido la semana pasada en Suiza, la contaminación, el cambio climático y la creciente degradación de su hábitat, pone en grave peligro la existencia de siete de las trece especies de ballenas grandes que hay en el mundo.
Este informe señala que además de verse amenazados por la caza, los cetáceos también tienen que hacer frente a nuevos y crecientes peligros, como el aumento del uso de productos químicos y pesticidas industriales, que son una de las amenazas más graves para la supervivencia de estos animales.
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