De esta aportación, el 35 por ciento lo ha cofinanciado la Junta de Extremadura, a través de la Dirección General de Promoción Industrial, otra pequeña cuantía la aportó la Fundación Avina, de Suiza, y el resto lo sufragó la empresa BIOEX.

Estas viviendas son el fruto de un proyecto I+D que ha consistido "básicamente en aplicar las leyes de la bioclimática y de la bioconstrucción en estructuras ligeras de madera y con aislamientos autóctonos, como el corcho, para desarrollar nuevos hábitats de futuro en los que se genere menor impacto a la hora de construir",dijo.

Señaló que estas casas generan el menor impacto ambiental si, alguna vez, tuvieran que ser destruidas, ya que "al estar edificadas con materiales orgánicos serían completamente integradas y absorbidas por la naturaleza".

Las viviendas están alimentadas por energías renovables que les otorgan autonomía sin necesidad de recurrir a la red eléctrica convencional, ya que poseen tejados fotovoltaicos y utilizan servicios de "compost" en seco para los saneamientos y sanitarios.

Este tipo de casas ecológicas "tienen un futuro mucho más grande de lo que nosotros podemos abarcar y el reto es poder cubrir la demanda potencial que ya tenemos y que de momento no se puede cubrir.