Fuente: Madrid/Geoscopio.
Las subvenciones agrícolas de la Unión Europea destinadas a la intensificación del cultivo del olivar están provocando la erosión de suelos, desertificación y pérdida de hábitats en España, Italia, Portugal y Grecia, (países que producen el 80% del aceite de oliva del mundo), según un informe de WWF/Adena y SEO/Birdlife.
Mañana, se reunirán en Luxemburgo los ministros de agricultura de la Unión Europea para votar la reforma del sector olivarero. Por este motivo, SEO/BirdLife y WWF/Adena han remitido una carta al Ministro de Agricultura español solicitándole que rechace cualquier propuesta encaminada a prolongar el actual régimen de cultivo, que promueve la intensificación y el uso del regadío.
Aunque la olivicultura debería ser un ejemplo de aprovechamiento sostenible en la región mediterránea, la Política Agraria Comunitaria (PAC) se gasta la mayor parte del presupuesto en promover la intensificación y el uso del regadío, lo que está generando problemas ambientales muy graves en la región mediterránea. El informe "Política comunitaria en olivares: insostenible en todos los sentidos" elaborado por WWF y BirdLife, desvela algunos datos alarmantes:
- El cultivo intensivo del olivar está provocando la degradación del suelo en la región mediterránea: solamente en Andalucía, cada año se pierden más de 80 millones de toneladas de suelo en los olivares. Además, el suelo de los olivares arrastrado hacia los embalses conlleva un importante coste económico, como el caso del colmatado embalse de Guadalén en Jaén.
- El olivar de regadío se está expandiendo en áreas con problemas de escasez de agua como Creta, Puglia (Italia) y Andalucía, lo que está aumentando la sobreexplotación de recursos hídricos. En 1997, Jaén tenía un déficit hídrico de 480 millones de m3, calculándose en unos 300 millones de m3 la cantidad consumida por los olivares de regadío.
- La expansión del olivar se ha hecho en muchos casos a costa del bosque mediterráneo y otras formaciones vegetales naturales, de gran valor para la conservación. Sólo en Córdoba se han detectado más de 50 casos de roturación de bosque mediterráneo para nuevas plantaciones en los años 90.
Casi todo el presupuesto del régimen olivarero de la PAC (unos 375.000 millones de pesetas) se gasta en subvenciones a la producción -pagar a los agricultores según la cantidad de aceitunas que produzcan-, una política que promueve la intensificación y el uso del regadío, mientras margina sistemas menos intensivos.
Después de estos años de subvencionar la producción, intensificación y expansión, los oleicultores se enfrentan a excedentes y precios a la baja. Además, el régimen olivarero de la PAC está dominado por el fraude: las subvenciones a la producción son difíciles de controlar y los Estados Miembros no han sido capaces de desarrollar las bases de datos exigidas por la legislación comunitaria desde los años 70.
Los ministros de agricultura de la UE acordaron en 1998 la necesidad de reformar el sector olivarero y establecieron un régimen provisional basado en ayudas a la producción hasta noviembre de 2001, fecha en que se realizaría una reforma más profunda.
Sin embargo, mañana, los ministros de agricultura reunidos en Luxemburgo considerarán una propuesta de la Comisión Europea para posponer la necesaria reforma hasta el 2003. Según el informe, la situación actual es insostenible y, de aceptarse esta propuesta, sólo se conseguiría prolongar durante dos años más los problemas de intensificación, marginación, sobreexplotación y fraude.
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