Fuente: Madrid/Geoscopio.
La Unión Europea quiere dejar claro en Gotemburgo que en los próximos años estará en la vanguardia de un crecimiento económico más respetuoso con el medio ambiente y aprobará un plan para hacer que su desarrollo sea sostenible.
Los Quince darán su respaldo a una estrategia que asume este concepto, conocido por primera vez en el ámbito de las Naciones Unidas en 1987, y pretenden poner el respeto al medio ambiente al mismo nivel que sus prioridades económicas y sociales.
La Unión quiere que esta estrategia sirva para preparar la Cumbre Mundial de Desarrollo Sostenible de la ONU en septiembre de 2002 en Johannesburgo, que se celebrará diez años después de la Cumbre de la Tierra celebrada en Río de Janeiro y que hará recuento de lo avanzado en una década en la protección del planeta.
Además de ser la economía más competitiva en 2010, la Unión pretende convertirse en la sociedad "más responsable" del mundo con el futuro de la Tierra y hacer que su desarrollo económico sea sostenible, respetuoso con el entorno, duradero y del que se puedan beneficiar las generaciones futuras.
La lucha contra el cambio climático, las amenazas a la salud pública, una gestión más responsable de los recursos naturales y evitar la congestión causada por el crecimiento del transporte son las cuatro áreas prioritarias de acción que se plantean los Quince.
La Unión pretende reiterar su compromiso con la aplicación del Protocolo de Kioto de lucha contra el cambio climático, reducir sus emisiones contaminantes e incluso ir más allá de esos objetivos a pesar del rechazo de Estados Unidos a la ratificación de este acuerdo.
La Comisión Europea propuso objetivos cuantificados, como duplicar la cantidad de electricidad procedente de fuentes de energía renovables de aquí a 2010 o aumentar en ese plazo hasta el 7 por ciento la proporción de combustibles ecológicos empleados por los vehículos que circulen en la Unión.
Algunos de esos objetivos no están exentos de polémica: la desaparición de los subsidios a los combustibles fósiles (como la eliminación de las ayudas al carbón) o la armonización de la fiscalidad energética no suscitan acuerdo unánime en los Quince.
La Unión quiere reorientar las subvenciones comunitarias dentro de la Política Agrícola Común (PAC) para que sus productos atiendan más a su calidad que a su cantidad y sean más sanos, con el objetivo de mejorar la seguridad alimentaria y tener más informados a los consumidores.
Con ese fin de garantía para la salud humana, se propone prohibir en 2020 todas las sustancias químicas peligrosas pero también eliminar progresivamente las ayudas a los productores de tabaco, objetivo que no agrada a países que, como España o Grecia, temen las consecuencias sociales de la desaparición de las subvenciones.
Comprometidos a alcanzar una gestión más responsable de los recursos naturales, los Quince se plantean también eliminar los subsidios que fomentan las sobreexplotación de los pesqueros, otro objetivo que no suscita la aprobación de los países con mayores intereses en este sector.
A pesar del compromiso de la Unión en la lucha contra la pérdida de la biodiversidad -los Quince se plantean detener este deterioro en 2010- España echa en falta que se señalen más apoyos comunitarios concretos para evitar su pérdida, según indicó el lunes pasado en Luxemburgo el ministro de Exteriores, Josep Piqué.
Mientras que algunas de las medidas propuestas en esta estrategia fueron consideradas como "discutibles" por Piqué, la política medioambiental de la Unión se considera podrá desempeñar en el futuro un papel progresivamente complementario como origen de ayudas a los Estados que verán reducidos los fondos estructurales en los próximos años, según explicaron fuentes diplomáticas en Bruselas.
En el ámbito del transporte, la estrategia europea pasa por propiciar el uso del ferrocarril y por hacer que, en 2005, los precios de los diferentes medios, incluidos el aéreo, reflejen sus costes reales.
Los Quince también pretenden que se extienda la práctica del teletrabajo para evitar costes de transporte hacia y desde el puesto laboral y hacer lo necesario para que la propuesta de Cielo Unico Europeo -con la que se quiere lograr un espacio aéreo más integrado y aviones con menos retrasos- se aplique ya en 2004.
El seguimiento de estos objetivos será tarea probablemente de los Consejos Europeos de la UE de primavera -el primero de ellos bajo presidencia española de turno en Barcelona- aunque el mecanismo definitivo aún no está acordado.
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