Fuente: EFE.
La medida estudiada proponía cobrar a los ganaderos en concepto de reparación por el gas metano que expulsan esos animales durante su proceso digestivo y contribuye al cambio climático.
Millares de pequeños ganaderos neozelandeses respiraron hoy aliviados después de que el Gobierno anunciase que ha rechazado la idea de aplicarles un nuevo impuesto por las flatulencias emitidas por las reses.
"En lugar de acosar a los productores con impuestos procuraremos incentivar la investigación y las ayudas al desarrollo dentro de los presupuestos generales que se darán a conocer el jueves", anunció el ministro de Investigaciones, Ciencia y Tecnología, Pete Hodgson.
La comunidad ganadera había dicho que el proyecto gubernamental, de aprobarse, provocaría la ruina de los pequeños propietarios de ese sector.
La medida estudiada y rechazada proponía imponer entre 2 y 30 dólares por cada oveja, de la cuales hay en el país 43 millones de ejemplares, y por las vacas, con una cabaña de 12 millones, en concepto de reparación por el gas metano que expulsan esos animales durante su proceso digestivo.
Este gas proveniente de las reses representa la mitad del total que emite Nueva Zelanda y que es causante del "efecto invernadero".
Hodgson, que también desempeña el cargo de coordinador del gubernamental Grupo de Estudio sobre el Cambio Climático, señaló que una de las medidas contempladas para reducir la emisión de metano animal es el cambio de alimentación por pastos más adecuados.
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