Fuente: Ansemat
Se Cumplen las Expectativas
Se cumplieron los pronósticos. Tal y como adelantaron los análisis de los diversos grupos de trabajo de ANSEMAT (Asociación Nacional de maquinaria agropecuaria, forestal y de espacios verdes) los datos de inscripciones en el Registro Oficial de Maquinaria Agrícola (ROMA) en 2011 muestran un nuevo descenso en el mercado de tractores, también en el de remolques mientras el mercado de maquinaria automotriz y de maquinaria para trabajo y preparación de suelo aumentaron.
Finalmente el total de inscripciones respecto al año 2010, apenas se redujo en un 1,8% porcentaje que no puede enjugar el mal año para algunos de sus grupos de mecanización. Uno de los más afectados ha sido, sin duda, el de tractores que ha cerrado el año con 10.002 unidades inscritas cifra nunca conocida en su historia estadística reduciéndose un 5% respecto a 2010. Esta nueva caída lleva a reflexionar sobre el suelo de este mercado que ha alcanzado unas cotas de renovación e inversión, lógicas por las dificultades financieras, aunque inéditas por el potencial y las necesidades del sector agrícola y rural.
Crecen sin embargo el mercado de maquinaria automotriz de recolección (empujado por las cosechadoras de cereales), los equipos de preparación de suelo mientras descienden los equipos arrastrados o suspendidos de siembra, recolección y los remolques, que como el mercado de tractores sigue acumulando caídas anuales en los últimos tres años.
Mención aparte merece el capítulo de maquinaria destinada a tratamientos (aplicación de fitosanitarios) y aporte de fertilizantes y agua (abonadoras) cuyas cifras crecen, de media, por encima del 15% frente al año pasado. Este aumento se debe a la obligatoriedad de inscripción en el registro en aplicación de los Reales Decretos de caracterización del registro de maquinaria agrícola y de inspección de equipos para la aplicación de fitosanitarios y no tanto a la mejora del mercado.
Las expectativas para 2012 nos hablan de incertidumbre, justificada por el mal momento económico y social en el que nos encontramos pero para el que el sector agrícola y rural, con la maquinaria como motor del mismo, debe funcionar como revulsivo.
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