En
este capítulo sobre la estrategia nacional contra las
sequías, hay que resumir y analizar las medidas que se
han tomado en el pasado para disminuir los daños causados
por estos fenómenos en una región o en un país
determinado.
Sin
duda, en la mayoría de los países en los que
la sequía se da con más frecuencia, se han utilizado
diversos métodos y medidas para defenderse pero, evaluando
estas medidas, se puede afirmar que, en la mayoría
de los casos, o han carecido de fundamento o no han estado
bien consolidadas.
La
mayoría de tales medias fueron improvisadas y los pasos
para su aplicación se dieron principalmente a posteriori,
en lugar de ser preventivos, y las acciones, más bien
perseguían salvar el momento, logrando sólo
resultados parciales. Para aprender lo más posible
de las experiencias pasadas sobre las medidas de mitigación
de las sequías es indispensable recoger y analizar
correctamente estas medidas, y evaluarlas para llegar a la
conclusión más inteligente posible (Vermes,
1997).
Es
un hecho comprobable que la sociedad, por lo general, se encuentra
mal informada y poco preparada para afrontar una situación
de sequía. El público y los responsables de
la toma de decisiones tienden a ocuparse preferentemente de
los problemas cotidianos y de los que más les presionan,
y aquellos otros poco frecuentes o inesperados, como son los
causados por la sequía, suelen contemplarse muy por
encima, hasta que suceden de nuevo y, entonces, atraen la
atención de todo el mundo.
Una
vez pasada la sequía es frecuente que se olvide con
rapidez y que se vea como algo poco probable que vuelva a
ocurrir. De hecho, el comportamiento social está influido,
no sólo por los hechos, sino también por los
sentimientos y las creencias. Siempre se piensa que la próxima
sequía (como cualquier otro desastre o peligro natural)
no será tan grave como la anterior, actitud que es
también común entre los agricultores y que,
por desgracia, tienden a imitar los responsables de la planificación
y de la toma de decisiones.
Esto
puede conducir a subestimar la importancia de los conceptos
para la mitigación de la sequía, así
como las soluciones de los problemas resultantes de la planificación
y gestión de los recursos hídricos. Para afrontar
adecuadamente los problemas más críticos de
la sequía es esencial planificar todas las adaptaciones,
modificaciones y prácticas cuya activación pueda
ser necesaria en la lucha contra la sequía (Chingalata
et al, 1997).
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