La
sequía es el resultado de una interacción especial
entre el medio natural y el social. El hombre y la sociedad
desempeñan un papel, tanto activo, como pasivo, en este
fenómeno, que determina el desarrollo integral de una
región.
En
los últimos tiempos se ha podido percibir claramente
que el ritmo de los cambios en el entorno natural y social
han sido cada vez más acelerados, y que estos cambios
han tenido unos efectos destacados, complejos y permanentes.
Todos estos procesos influyen en la vida cotidiana y futura
del ser humano de una forma cada vez más directa, en
comparación con épocas anteriores.
Asimismo,
también es obvio que los efectos de la sequía
influyen no sólo en la agricultura y en la producción
agrícola sino también en todos los organismos
vivos, incluyendo las especies domésticas y silvestres
de plantas y animales, y en los seres humanos. Esto significa
que los daños se pueden producir, no solo en los campos
cultivados, sino también en los no cultivados, en zonas
naturales protegidas y en la propia sociedad humana.
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Como
consecuencia existe una necesidad mundial de hallar los medios
y las medidas a tomar para luchar contra los efectos dañinos
de la sequía, y para crear algunos parámetros
en el espacio y en el tiempo, si queremos influir en la preparación
de toda la sociedad, incluyendo la política, la economía,
la ecología, la justicia y la ética así
como en el comportamiento individual y público, para
lograr un desarrollo duradero de la sociedad. |
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