Es
importante estar en forma y practicar
ejercicio con regularidad para poder soportar
las condiciones de la inmersión sin
fatigarse.
Beber
agua en cantidad, en especial durante
inmersiones en zonas cálidas. La
deshidratación incrementa el riesgo de
accidente de descompresión.
Dormir
todo lo que se necesite. La fatiga puede
aumentar el riesgo de accidente por
descompresión.
No
beber alcohol o procurar no beber mucho. El
alcohol favorece la salida de líquidos del
cuerpo por la orina provocando deshidratación
y aumentando por tanto el riesgo de accidente
por descompresión.
Evitar
bucear si no se está en óptimas condiciones.
Un estado de indisposición puede llevar a no
saber afrontar ciertas situaciones bajo el
agua.
Durante la inmersión
Evitar
el ejercicio intenso tanto antes como durante
y después de la inmersión. El riesgo de
accidente por descompresión también se ve
favorecido por el cansancio muscular.
Durante
la inmersión el ejercicio intenso puede
provocar alteraciones en el ritmo
respiratorio, con el consiguiente aumento de
consumo de aire y aumento de la absorción de
nitrógeno en los tejidos.
Evitar
pasar frío. El nitrógeno se disuelve más
fácilmente en los tejidos fríos que en los
calientes, de forma que al tejido frío le
cuesta más eliminar el nitrógeno acumulado.
Hay que protegerse adecuadamente, tanto dentro
como fuera del agua.
Los
buceadores de más edad deben extremar sus
precauciones. Su menor actividad física unida
a la presencia de otras enfermedades o
molestias aumentan los riesgos bajo el agua.
Deben considerar reducir sus tiempos de
inmersión en un 20 o 30% y no entrar en
descompresión.